El velero TRIUNFO era un pailebote vivero, uno de los muchos con que contaba la flota del puerto de Ciutadella, y que se dedicaba al comercio de langosta entre la isla de Cerdeña, el puerto de Marsella y otros de la costa sur francesa, en los que hubiese demanda de éste delicioso crustáceo.

    En aquellos tiempos los barcos iban a pescar langosta en la costa norte de Cerdeña. En pleno siglo XVIII no se conocía este tipo de pesca en aquella isla, y los sardos al darse cuenta de lo abundantes y ricas que eran su aguas en langosta, y suponiendo que tenían valor, puesto que los españoles las pescaban y exportaban, también ellos quisieron hacerlo. Pero al no disponer de aparejos para pescar, ni materiales para elaborar las nasas y redes, desconociendo además el arte de dicha pesca, no les era posible.

    Los Patrones, junto con los armadores de Ciutadella, acordaron que antes de llegar a una confrontación con la gente del país, era preferible llegar a un acuerdo. Decidieron, por ello, suministrarles el material, enseñarles a pescar y el tratamiento de la langosta. A cambio pactaron comprarles las capturas . Un barco recorrería la costa para recoger las capturas de los pescadores, los cuales las llevarían a bordo de la embarcación con sus barcas, y en este se pesaría lo pescado y se les pagaría al precio que ya hubiesen establecido con antelación. Junto con el material mencionado, incluyeron un llaüt de 25 palmos construido en Ciutadella, al que pusieron por nombre Espanyoletta. Años depués, les sirvió como modelo y modo de construcción.

    Recorrían dichos barcos toda la costa norte de la isla desde el cabo Spartivento, al sur, hasta Ansinara, en Porto Torres, al norte de la misma, en la embocadura del estrecho de Bonifacio. Recalaban en los puertos de Oristano, Alguer y otras ensenadas y fondeaderos en donde se hacían las compras o intercambios y se entregaba el material: juncos e hilo, para confeccionar nasas, cañas etc.. El Patrón pesaba las langostas con una 'romana'(1) y las depositaba en el vivero del barco, hasta alcanzar su máxima capacidad. De esta forma se hacía pues, la recogida en ensenadas, fondeaderos y demás puntos de la costa donde el barco pudiese faenar.

    El caso que nos ocupa sucedió en la primera década del siglo XX. Al iniciarse la temporada en el mes de abril, salió del puerto de Ciutadella para iniciar la campaña rumbo a Cerdeña el pailebote vivero TRIUNFO. Con buen tiempo del NW navegó sin novedad. El viento refrescó a 'frescachón' navegando por ello con trinquete y redonda en popa haciendo 'bon camí'. Al estar en medio del canal formado por la isla del Aire y la de Cerdeña, sintieron sobre la medianoche que el barco embestia, dando un golpe fuerte con la proa y rodaba sobre un cuerpo sin que pudieran ver nada. El susto fué grande, reconocieron la sentina por si hubiese una via de agua en la proa, pero todo estaba bién. Los cálculos del patrón eran que estaban muy lejos de la costa por lo tanto no cabía la posibilidad de embarrancar. Refrescó el tiempo a 'duro' y navegaron en demanda del cabo Spartivento a buscar un fondeadero y a esperar que el tiempo amainase.

    A la noche siguiente llegaron al amparo de la isla; una vez fondeados arriaron la lancha al mar para reconocer si el barco tenía algún desperfecto o golpe, pero no encontraron nada, sólo en el tajamar faltaba la pintura. Esperaron que las condiciones atmosféricas cambiasen, y al cuarto día, con buen tiempo continuaron el viaje.

    Llevaban ya unos dias de ensenada en ensenada haciendo su trabajo sin novedad, peró al llegar a otro fondeadero para recoger la pesca, como de costumbre, los pescadores del lugar les dijeron que en una de las playas cercanas había aparecido muerta una ballena con la cabeza destrozada y con golpes por toda la espalda, que medía unos veinte y cinco metros y que pesaba aproximdamente treinta toneladas, según las autoridades. La tripulación del barco no dijo nada de lo que les ocurrió a ellos mientras navegaban, porque se veía muy afectados a los pescadores, y no se podían imaginar que nadie pudiese hacer una cosa tan monstruosa, perjurando además contra quienes hicieron tal masacre. Una desgracia según palabras de aquella gente.

    En la actualidad con los modernos buques y con la velocidad que alcanzan, de vez en cuando, aparecen en las playas ó las encuentra alguna barca de arrastre, flotando muertas, con evidentes cortes que se supone producidos por hélices de grandes buques, que no se dan cuenta cuando topan con un ejemplar, tan majestuoso como hermoso, de estos cetáceos.

    En el espacio comprendido entre Toulón, Islas de Hyères corriendo la costa hacia el Este, costa Sur de Francia e Itàlia, golfo de Génova, todo el largo N.E. de la costa italiana y el Sur de la península así como la costa Norte de Córcega desde el estrecho de Bonifacio-Sur al cabo Corso al Norte de dicha isla, en resumen el llamado mar de Liguria, durante los meses de julio, agosto y septiembre se concentran un buen número de ellas atraidas por las corrientes y por el buen tiempo, resulta todo un espectáculo verlas nadar. Se organizan excursiones que se dedican a contemplar esta magnífica visión, así como también cruceros italianos y franceses.

    Durante las décadas comprendidas entre los años 40 y 60 en que la navegación era a vela y con poca màquina, lenta en general, durante los viajes a Menorca desde Barcelona se podían ver acompañando a los barcos durante la travesía por un corto espacio de tiempo. Al tenerlas tan cerca infundían mucho respeto.

    La pregunta de que por qué pasan estos cetáceos por las aguas cercanas a la costa, tiene una respuesta: a lo largo de la península corren muchos ríos que desembocan en el Mediterráneo, llevando comida apta para ellos.

    Lluís Cabrisas Caules.Lluís Cabrisas i Caules. Ciutadella de Menorca. Abril 2004.