Después de algunos embarques fallidos necesitaba acabar de una vez por todas las prácticas de alumno y no encontré otra solución que pasarme trece meses seguidos embarcado en el petrolero MARÍA SOFÍA. El buque por entonces llevaba pintados los colores de CEPSA. Normalmente hacía la guardia con el tercer oficial. Uno de los varios que pasaron en ese periodo fue Antonio, canario y veterano capitán, aunque nuevo en la naviera. De entrada me resultó un poco mayor para estar desempeñando el puesto de tercer oficial. Otro punto extraño era que se trataba de su primer embarque en un buque de este tipo. Conforme pasaban las guardias, y gracias a nuestras largas conversaciones, me fui enterando de los motivos de su embarque y de parte de su historia: estaba de Capitán en un buque que acabó en el fondo del mar.
El SIERRA MADRE, el primer buque diseñado por la empresa SENER, era la construcción número 73 del astillero santanderino Corcho Hijos, S.A. Fue un encargo de la naviera Marítima del Norte, junto a su gemelo SIERRA MARÍA (perdido trágicamente cuando llevaba el nombre de ORE). Se empezó a construir el 1 de octubre de 1957, fue botado el 3 de mayo de 1958 y entró en servicio el 14 de noviembre de ese mismo año. Se trataba de un buque de carga general, del tipo shelter, con casco de acero y máquina a popa. Tenía 998 toneladas de Registro Bruto, 546 toneladas de Registro Neto y 1.820 toneladas de Peso Muerto. Sus principales dimensiones eran las siguientes: 78,00 metros de eslora total, 70,34 de eslora entre perpendicularidades, 11,30 de manga, 7,00 de puntal y 4,73 de calado. Un motor diesel Werkspoor TMABS-398 de 1.700 BHP le impulsaba hasta los 12 nudos de velocidad de servicio, aunque en pruebas había alcanzado los 13,3 nudos. Disponía de dos bodegas de carga y una jarcia compuesta por siete puntales.
Desde su entrega a la naviera prestó servicio entre puertos de la península (principalmente Bilbao) y puertos del Mar del Norte (especialmente, alemanes y holandeses), con extensión a Marruecos, transportando carga general. Por conveniencias del mercado y otras consideraciones técnicas y económicas, en el año 1973 fue convertido en un mini-granelero. La transformación se realizó en Astilleros de Santander (ASTANDER) y consistió en el desmontaje de toda la arboladura, la incorporación de un mamparo estanco entre la cubierta shelter y las cubiertas primera y segunda, además de otras adaptaciones necesarias para su nueva función. También se aprovechó la estancia en el astillero para automatizarle la cámara de maquinas. Con la transformación se tuvieron que actualizar algunas características: 1.540,37 toneladas de Registro Bruto, 1.026,45 toneladas de Registro Neto, 2.499 toneladas de Peso Muerto y 5,86 metros de calado. La intención de sus propietarios era destinarlo al tráfico de cabotaje por la costa española.
En la tarde del 22 de abril de 1976 completó en el cargadero de la empresa Metalquímica del Nervión, en Bilbao, un nuevo cargamento de casi 2.400 toneladas de hierro sintetizado. Su destino era Avilés. A la mañana siguiente comenzó el viaje con buen tiempo. Al mando del capitán Antonio Muñoz Guillén iban a bordo doce tripulantes y la esposa del cocinero. En total, catorce personas. Todo transcurría con normalidad hasta que a cuatro y media de la tarde se detectó una ligera escora a babor. El SIERRA MADRE se encontraba a unas siete millas al Norte de Isla de Mouro. La causa inmediata parecía ser un corrimiento de carga y la primera medida que tomó el capitán fue entrar de arribada en Santander. Sin embargo, no hubo tiempo porque la escora aumentó rápidamente. Sólo se pudo enviar un mensaje de socorro por el canal 16 de VHF que fue captado en la estación de prácticos de Santander y por la costera de Cabo Mayor: “Soy SIERRA MADRE, estamos muy escorados y abandonamos el barco”. Debido a la escora la tripulación no pudo echar al agua los botes salvavidas y no les quedó más remedio que arrojarse al agua. Todavía con el buque quilla al sol hubo algunos hombres que esperaron a los salvadores sentados en el pantoque, aunque quedaba poco para que desapareciese bajo las aguas. La tragedia humana estaba por llegar puesto que había varias personas que no sabían nadar y flotaban con muchas dificultades asidos a algunos restos.
En cuanto estuvieron listos partieron de Santander el remolcador ESGUÍN y los yates de recreo PITITA y ESTURIÓN. Un poco más tarde se incorporaron los remolcadores AZACÁN y VULCANO. Los costeros LEO, DUQUE DEL INFANTADO, que acababan de salir de Santander, y el AURORA, que procedía de Bilbao, modificaron su rumbo para dirigirse hacia el lugar del siniestro. Todos estuvieron rastreando la zona varias horas. El primero en regresar a Santander lo hacía a las seis de la tarde. Era el yate PITITA con cuatro hombres en lamentable estado, que fueron conducidos a un centro hospitalario. En esos momentos la gente se arremolinaba en Puertochico esperando noticias. Media hora más tarde hacía su entrada el yate ESTURIÓN con el cadáver de la mujer. Poco a poco iban llegando las demás embarcaciones. Así el ESGUÍN lo hacía con cinco hombres y un cadáver y el DUQUE DEL INFANTADO con otro cadáver más. El LEO avistaba un nuevo cadáver, que desapareció cuando se aproximaban para izarlo. Por la noche se suspendieron las operaciones de salvamento con el resultado de tres fallecidos, dos desaparecidos y nueve supervivientes.
El día de su naufragio, la tripulación del SIERRA MADRE estaba compuesta de la forma siguiente:
- Capitán: Antonio Muñoz Guillén, superviviente
- Primer oficial: Ramón Ortega Vaqueriza, desaparecido
- Segundo oficial: Manuel Mayo Rama, fallecido
- Jefe de máquinas: Miguel Ángel Arozamena Yarza, superviviente
- Primer oficial de máquinas: Mario Gil Álvarez, superviviente
- Segundo oficial de máquinas: Severino Méndez Fernández, superviviente
- Contramaestre: Hilario Valle Rilla, superviviente
- Marinero: Manuel Grañas Ferradas, superviviente
- Marinero: José Figueroa Piñeiro, superviviente
- Marinero: Manuel Fernández González, superviviente
- Calderetero: Amadeo Díaz Fernández, fallecido
- Cocinero: Marcelo Mendiola Loroño, desaparecido
- Camarero: Luis Pérez Sanpedro, superviviente
- Familiar acompañante: Brígida Fajardo Lojo, esposa del cocinero, fallecida
Mi agradecimiento a Manuel Camacho, de Marítima del Norte.
Nota del Editor: Manuel Rodríguez Aguilar, escritor e investigador marítimo, goza de una larga nómina de artículos publicados además de dos libros, cuya lectura recomendamos encarecidamente. Una muestra de su obra puede verse en la página de Juan Manuel Grijalvo.