Una de las muchas navieras que han tenido su domicilio en Bilbao fue la Compañía Naviera Bidasoa. Había sido fundada en abril de 1919 y terminó su actividad en 1941. Cerca de veinte años estuvo navegando bajo sus colores el vapor UROLA, que tras muchas vicisitudes a lo largo de su vida terminó trágicamente sus días al ser abordado por otro mercante en aguas del Atlántico.
En el mes de octubre de 1898, los astilleros británicos de Russell & Co. Ltd., en Port Glasgow, entregaron su construcción número 435 a la naviera noruega D/S Storfonds A/S (Sigval Bergesen), de Stavanger, el nuevo vapor STORFOND. Su botadura había tenido lugar en el mes de mayo anterior y en su popa figuraba como puerto de matrícula la misma que la sede de la naviera. Se trataba de un buque mercante clásico con puente y máquina en el centro y cinco bodegas para la carga. Sus características principales eran las siguientes:
Tonelaje de Registro Bruto: 3.674 toneladas
Tonelaje de Registro Neto: 2.878 toneladas
Peso Muerto: 5.930 toneladas
Eslora total: 103,33 metros
Manga: 13,95 metros
Puntal: 5,40 metros
Propulsión: 1 máquina alternativa de triple expansión construida por Rankin & Blackmore Ltd., de Greenock
Potencia: 301 NHP (1.505 HP)
Terminada la Primera Guerra Mundial se incorporó a la Flota Mercante española al ser adquirido por la Naviera Ricardo Ortiz de Artiñano, de Bilbao, que lo rebautizó MERCEDES en el año 1919. Esta naviera dedicada al “tramp” había sido fundada en 1916 y cesó en su actividad en 1930. El 15 de julio de 1922 fue de nuevo vendido a la Compañía Naviera Bidasoa, que cambió su nombre por el de UROLA, uno de los hermosos ríos vascos. Durante muchos años estuvo transportando en exclusiva carbón asturiano que cargaba en El Musel y descargaba por diferentes puertos españoles.
Al inicio de la Guerra Civil española la naviera vasca contaba con tres unidades: CANDINA, ULÍA y UROLA, que quedaron al servicio del Gobierno republicano. El primero realizó varios viajes a puertos del Norte de Europa transportando mineral. En uno de ellos la tripulación decidió refugiarse con el vapor en Bergen ante la presión de los cruceros auxiliares nacionales, quedando en el mes de enero de 1938 internado en el puerto noruego. Se recuperaría al final de la guerra. El segundo de ellos fue capturado el 7 de septiembre de 1936 por los bous armados nacionales CIRIZA y TRITONIA y conducido posteriormente a El Ferrol. El 10 de julio de 1938 fue entregado a la Gerencia de Buques Mercantes para Servicios Oficiales, renombrándolo CASTILLO MORELLA, y el 28 de diciembre de 1939 sería devuelto a su armador, navegando en ese periodo como transporte naval casi 18.000 millas.
Durante la Guerra Civil española, el UROLA efectuó frecuentes viajes a puertos soviéticos del Mar Negro, principalmente Odessa, Sevastopol y Novorossiysk, con el fin de cargar material bélico y otras mercancías. A finales de 1938 fue sorprendido en el puerto de Valencia y hundido a consecuencia de uno de los numerosos bombardeos de la Aviación nacional, junto a otros mercantes españoles y extranjeros.
El salvamento del UROLA, uno de los 39 artefactos encontrados por las tropas nacionales en el puerto de Valencia, fue sencillo, al encontrarse hundido en posición adrizada y con las escotillas fuera del agua, lo que permitió el achique directo sin el previo tapado de las escotillas, puertas o lumbreras. Como se recoge en la Memoria de la Comisión de la Armada para Salvamento de Buques de 1941, “…, el UROLA tenía dos grandes averías, una a la altura de la bodega 5, de seis metros de longitud, que afectaba la costado y a su cubierta en una anchura de 3 y 2 metros respectivamente, y que fue necesario tapar con un panel de madera y lona, el cual se ve en una de las fotografías, y la otra en la bodega 2, interesando solamente la cubierta y que no fue necesario tapar.” El mercante fue reflotado oficialmente el 23 de junio de 1939 y entregado a sus armadores para su reparación.
Junto a sus dos compañeros de flota fue vendido a la Compañía Naviera Española, S. A., constituida el 22 de junio de 1940 y con sede en Madrid. Concretamente el UROLA pasó a formar parte de su nueva naviera el 29 de julio de 1942 manteniendo su último nombre, con Gijón como puerto de matrícula. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial navegó por los puertos españoles con cargas de carbón y potasa. También visitó varias veces Lisboa transportando mercancías al servicio de la Cruz Roja Internacional. Acabado el conflicto mundial viajó en numerosas ocasiones a puertos sudamericanos a por cargamentos de grano, principalmente trigo y maíz. Desde finales de los años cuarenta se convirtió en exclusiva en un “barco carbonero”, transportando el negro mineral desde puertos asturianos hacia otros puertos españoles del Mediterráneo.
A mediados de los años cincuenta pasó nueve meses en un astillero, donde recibió importantes mejoras. El 24 de marzo de 1955 navegaba frente a la costa portuguesa en medio de una espesa niebla. Efectuaba un viaje entre El Musel y el puerto de Barcelona con un cargamento completo de carbón que estaba destinado a la Compañía Catalana de Gas y Electricidad. Alrededor de las siete y media de la mañana, mientras el vapor español navegaba a velocidad moderada y emitiendo las señales reglamentarias de niebla, se produjo un abordaje con el buque VTORAYA PYATILETKA, de bandera rusa, en situación aproximada 38º 06’N de latitud y 009º 25’W de longitud. El mercante soviético, de 5.757 TRB, había sido construido en Estados Unidos en 1919 con el nombre de SILETZ. La colisión fue bastante fuerte, sufriendo el vapor español varias vías de agua en su costado de estribor. El VTORAYA PYATILETKA navegaba a toda máquina sin respetar las reglas de navegación en caso de visibilidad reducida, puesto que en ningún momento se oyeron desde el mercante español otras señales de niebla que no fueran las suyas propias.
Seis horas tardó en hundirse el vapor español. Durante las dos primeras horas el mercante ruso permaneció parado en las proximidades del UROLA sin atender las continuas llamadas de éste. En ningún momento se identificó ni ofreció ayuda al vapor español ni a su tripulación. La mayor de las vías de agua no daba tregua, subiendo peligrosamente el nivel de inundación. Por ello, el veterano capitán Arrizabalaga decidió lanzar un mensaje de socorro, ordenando arriar los botes salvavidas y embarcar a todos los hombres. El VTORAYA PYATILETKA, con serias averías, puso proa a Lisboa con el fin de proceder a su reparación. Desde el buque soviético también se emitieron varios mensajes de advertencia, en los que comunicaban que todas las embarcaciones próximas a él debían alejarse. Con toda seguridad entre su carga se encontraba una partida de explosivos.
El primer buque en llegar al lugar de la colisión fue el noruego TARVA, un carguero de 2.193 TRB, que recogió a los tripulantes del UROLA. Con la llegada de varios pesqueros lusos, los tripulantes españoles volvieron a los botes salvavidas, que fueron remolcados por éstos hasta Setúbal, a donde llegaron todos sanos y salvos. Según las autoridades portuguesas que pudieron visitar en Lisboa al VTORAYA PYATILETKA, después de autorizarle la entrada debido a la inexistencia de relaciones diplomáticas entre la URSS y Portugal, el silencio de la tripulación era total y las instalaciones interiores tenían un aspecto lamentable. Presentaba una vía de agua y varias abolladuras por el costado de estribor.
Nota del Editor: Manuel Rodríguez Aguilar, escritor e investigador marítimo, goza de una larga nómina de artículos publicados además de dos libros, cuya lectura recomendamos encarecidamente. Una muestra de su obra puede verse en la página de Juan Manuel Grijalvo.